Ambientada en la vida agreste y salvaje de las tierras vírgenes de Alaska. Protagonizada por un perro lobo nacido del cruce entre una perra con aspecto de loba y un lobo auténtico.
Colmillo Blanco, llamado así por la blancura de sus dientes, pasa sus días en un cubil, hasta que un indio llamado Castor Gris encuentra a su madre y logra reunirlos, pero ella es vendida posteriormente a unos buscadores de oro y el lobezno escapa cuando la comida empieza a escasear en el campamento, temiendo ser devorado por los propios indios.
En su dura travesía,. rodeado de un ambiente hostil, Colmillo Blanco tuvo que volverse más ágil que los otros perros, más rápido de patas, astuto, más liviano, con músculos y nervios de acero, más resistente, más cruel y más feroz. De lo contrario no hubiera podido sobrevivir a las innumerables y sangrientas apuestas a las que fue sometido por un avaro organizador de peleas de perros, quien lo lleva al borde de la muerte, al enfrentarlo al más feroz de todos los canes de la región: un bulldog experto en asfixiar a sus oponentes, lento pero seguro. Estando a punto de morir en sus fauces, Colmillo Blanco se salva gracias a la oportuna intervención de Weedon Scott, un hombre de corazón noble, que detiene la pelea y lo compra. Tras un largo y paciente esfuerzo, Weedon consigue domarlo y se lo lleva a vivir junto a su familia, donde se convierte en el ferviente defensor de los Scott. Tiempo después, un peligroso reo se cuela en la propiedad para asesinar al padre de Weedon, siendo salvajemente repelido por Colmillo Blanco, quien logra matarlo. Pero recibió varios disparos y casi muere en el ataque. Esta vez sobrevive milagrosamente, por obra del cariño y los cuidados de los miembros de la familia… y rodeado, de un amor hasta ahora desconocido para él: el de sus cachorros recién nacidos, fruto de su unión con Collie.